Cuando los padres se involucran, los hijos aprenden más
Todo indica que no hay nada más alejado de la realidad que el comentario popular que dice: “Mamá es mamá, papá es cualquiera”. Según una investigación conjunta entre la Universidad de los Andes y la Pontificia Universidad Javeriana, una figura paterna activa en la crianza genera mejores resultados en el rendimiento académico, en el desarrollo socioemocional y en la competencia social de los hijos.
El estudio del grupo de investigación ‘Relaciones afectivas a lo largo de la vida’, con este trabajo ‘Involucramiento paterno en familias biológicas y reconstituidas de Colombia’, tiene como objetivo establecer cuál es el efecto de una participación activa del papá en el desarrollo del niño.
De acuerdo con Milton Eduardo Bermúdez, director del Laboratorio de Psicología en la Universidad Javeriana y miembro de dicho grupo de investigación, la literatura ya advertía que los hijos de padres altamente involucrados o comprometidos en su crianza tienen, independiente de que vivan todo el tiempo con ellos o en los momentos clave, un mejor desarrollo.
“Para nuestra sorpresa hemos encontrado que ese involucramiento paterno no solo favorece a los hijos sino a la relación marital. Cuando la pareja, en este caso la mujer, siente que hay más apoyo, se incrementa la satisfacción”, agregó. Las esposas de hombres involucrados con los hijos se sienten menos angustiadas, por ejemplo, por salir a trabajar, así quien vaya a quedar a cargo del cuidado del bebé no sea su esposo, el simple hecho de saber que cuentan con él les ayuda a vivir más seguras.
El estudio
Los investigadores entrevistaron a padres en Bogotá, Ibagué y Villavicencio, de estratos 2, 3, 4 y 5, de forma aleatoria, que clasificaron en tres grupos: familias tradicionales compuestas por papá, mamá e hijos; reconstituidas, donde uno o ambos miembros hayan tenido una separación previa, siempre y cuando haya hijos de una o las dos partes; y los ausentes, es decir, papás divorciados.
Los entrevistados remitieron a otras familias con características similares y al final se analizaron 262 familias biológicas, 262 reconstituidas y 20 figuras paternas ausentes.
Entre los resultados, contó Bermúdez, un 25 por ciento de quienes hacen parte de las nuevas generaciones de padres, es decir, los que están entre los 25 y 35 años, se han salido del papel tradicional, en el cual eran proveedores económicos nada más.
De dicha cifra, el 31 por ciento de los padres se involucró en más con la calidad de vida social de sus hijos, por ejemplo, saben quiénes son sus amigos. Un 28 por ciento de ellos contribuyó más positivamente en el desarrollo socioemocional, es decir, apego, compresión emocional, regulación de emociones; 22 por ciento contribuyó en mayor medida al bienestar del niño en aspectos económicos y de salud, y el 19 por ciento apoyó a los hijos en el desarrollo de tareas y otras actividades extraacadémicas.
Como resultado, tanto en las familias biológicas como en las reconstituidas, el 50 por ciento de los hijos lograron mejores resultados escolares.
Un papá involucrado
Es un padre que ayuda a atender a sus hijos. Los baña, alimenta, lleva al médico y al colegio, conoce quiénes son los amigos de su niño, los acompaña a actividades académicas
y extraacadémicas.
“Hay que aclarar que un padre activo en la crianza no tiene dificultades para decirle a sus hijos que los quiere, los abraza, los escucha y los consiente. Curiosamente, un papá comprometido no necesita mucho tiempo; por eso, este no es un factor para excusarse. En estos casos aplica la fórmula: mejor calidad que cantidad”, agregó.
¿Por qué los otros padres no intervienen? Según Bermúdez, Colombia sigue siendo un país machista, donde algunas familias tienen ideas erradas de que, por ejemplo, “el papá no debe tocar a los hijos y menos bañarlos con argumentos como que los niños varones se pueden volver homosexuales. Por otro lado, las mismas madres dicen a sus parejas, muchas veces, que ellas son las encargadas de hacer determinadas tareas”.
Bermúdez explicó que la investigación pretende generar un impacto sobre la calidad de vida de las familias, porque es un tema de estudio pionero en América Latina. “Ojalá así como pasó con la Ley María se crearan otras leyes que favorezcan el compromiso paterno”.
“En Colombia se tiene, en general, una consideración: que el papá no aporta casi nada o muy poco al desarrollo de los hijos. Es una creencia negativa y queremos romper ese círculo vicioso, porque los beneficios no solo son para los hijos sino para toda la familia. Cuando un papá es comprometido, todos los ámbitos de las familias mejoran, y lo que nosotros necesitamos es precisamente eso, mejores familias, con mejor calidad de vida, por eso la importancia de una política pública que apoye y fomente la participación de los padres”, señala el investigador.
Fuente: el ABC del bebé
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