Hay una edad en que los bebés comienzan a crecer, su espalda y piernas están más firmes, sostienen la cabeza y comienzan a necesitar más acción. Esta edad es la ideal para usar la silla saltarina.
Les cuento que en casa no tuvimos una silla saltarina, nuestro departamento era muy pequeño, sin embargo mi pequeña la disfrutaba cada visita a casa de los abuelos o los tíos.
La casa de los abuelos era la prolongación de la nuestra y aunque nos separaban varios kilómetros de distancia los abuelos la tenían equipada para la llegada de los nietos. Mi hija nació con un mes de diferencia de mi sobrino y la diversión era mayor.
Recuerdo como si fuera ayer las tardes de juegos e historias con mi pequeña en casa de los abuelos. Le gustaba moverse, explorar y llegaba un momento que necesitaba acción y los brazos de mamá comenzaban a estorbarle.
Aún no gateaba cuando la sentamos por primera vez en la silla saltarina y me encanto ver su reacción. Era feliz al tener movilidad cuando podía dar la vuelta en 360 grados de una manera muy segura. Exploraba todo su entorno y se fijaba en cada detalle a su alrededor.
La silla se iba moviendo según las actividades de la casa pero el lugar favorito era la sala. La nena se sentaba y comenzaba a explorar cada uno de los juguetes que se encuentran alrededor, la música, las luces y las texturas eran todo un mundo por descubrir.
Sentada a mi lado jugaba y descubría mientras iba fortaleciendo sus piernas. Cuando el primo llegaba de visita teníamos que tomar turnos para que ambos se divirtieran de igual manera.
Además es muy sencilla de limpiar, los materiales muy duraderos y con 3 diferentes alturas, de manera que fue creciendo según los primos iban creciendo. Llegado el momento los abuelos la guardaron para que los siguientes nietos pudieran disfrutarla igual que mi hija y Marcelo.
Tomado de: http://www.disneybabble.com/
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