¿Ver TV aporta a los bebés?



Cada vez más, la tecnología y las pantallas se han tomado muchos ámbitos de la vida diaria. No por nada las cámaras hacen parte de los aparatos que, al nacer un bebé, pasan a ser clave en la vigilancia y monitoreo del pequeño.
Con el pasar del tiempo, son también las pantallas las que cautivan la atención de los niños y el televisor se vuelve, junto con la internet, una compañía que atrae. Pero, ¿es bueno o malo que los bebés de menos de 3 años vean televisión?
Al respecto, un sinnúmero de estudios sostienen categóricamente que los niños menores de 3 años no deben ver televisión, incluso que el permitirlo puede interrumpir algunos procesos de su desarrollo.
Por ejemplo, uno de esos estudios es el de la Academia Americana de Pediatría (AAP), que luego de una década de investigaciones sobre los efectos de la televisión en el desarrollo de los niños encontró que ‘la televisión no solo no es buena como herramienta educativa en la infancia, sino que podría ser nociva’.
Según Juan Camilo Díaz B., profesor e investigador del Instituto de La Familia de la Universidad de La Sabana, no solamente existen los estudios académicos. Por ejemplo, Serge Tisseron, psiquiatra infantil y psicoanalista, propuso la ‘Regla 3-6-9-12’, divulgada por la Asociación Francesa de Pediatría Ambulatoria, para guiar a los padres de familia sobre las edades adecuadas para el uso de cada una de las tecnologías (TV, videojuegos, Internet).
“Allí, claramente, expresa que antes de los 3 años los niños no deben tener contacto con ninguna pantalla ya que no gana nada respecto a lo que puede aprender mediante el juego”, sostiene Díaz.
Otros estudios plantean que una televisión encendida reduce la charla con el niño, en un período primordial para él, en el que escuchar y hablar les ayuda en el desarrollo del lenguaje.
Por su parte, la pediatra Catalina Morales, que ha tenido la oportunidad de participar en encuentros internacionales en los que se ha tratado el tema, indica que: “antes de los 2 años es el momento en el que hay mayor desarrollo del cerebro, y los bebés están llevando a cabo la mayor cantidad de conexiones neuronales.
“Estas conexiones se ven favorecidas por actividades que impliquen interacción del bebé con otras personas y, por supuesto, ver televisión no es una actividad que requiera interacción. La AAP no recomienda que los niños tengan contacto con pantallas de TV, tabletas o computadores en sus primeros años de vida”.
¿Cuál es el impacto?
Del cúmulo de investigaciones que existen sobre la televisión y su impacto, muchas concluyen en que la TV no aporta nada al desarrollo de los niños en sus primeros años, pero otros sí, refutan aspectos concluyentes de informes como el de la AAP.
Ante la pregunta de si ver TV puede influir en el lenguaje de los niños, un grupo de investigadores analizó programas infantiles como ‘Dora la exploradora’, ‘Clues, Clifford’ y ‘Cuentos del Dragón’ encontrando que los niños de 30 meses que vieron esos programas contaban con un vocabulario más amplio y un lenguaje más expresivo, mientras que al ver programas en general (incluyendo algunos de adultos) su vocabulario era reducido.
Por su parte, la doctora Catalina Morales explica que los estudios desarrollados con bebés han demostrado que la televisión no fomenta el desarrollo del lenguaje, “ya que este se favorece por la cantidad y calidad del lenguaje de quien lo cuida, y un TV no puede hacerlo”.
Ella añade que se ha observado la relación entre el déficit de atención y la hiperactividad con la exposición temprana a los medios. “Otros problemas adicionales son el contenido violento y sexual, la promoción de estilos y dietas poco saludables, el consumo de tabaco, alcohol, dulces y comida ‘chatarra’, que sumado al sedentarismo contribuye a la obesidad y, también, a algunos trastornos de sueño”.
“Cuando un niño pasa mucho tiempo frente a la TV comienza a reemplazar otras actividades y a dejar de lado procesos benéficos y propios de su desarrollo. Además, los contenidos televisivos, especialmente los nacionales, no están muy estructurados y, en el caso de los pequeños, se pueden formar imaginarios equivocados del mundo”, enfatiza Díaz.
“Recordemos que desde que nacemos, según el español Tomás De Andrés, comenzamos a desarrollar lo que él denomina ‘inteligencia audiovisual’, es decir, el proceso de vinculación con la imagen y el sonido”, dice el docente de la Universidad de La Sabana.
Lo que queda claro es que en los primeros años de vida, esa etapa decisiva en el desarrollo cognitivo de los niños, en la formación del lenguaje y en la experimentación del movimiento, se debe explorar y crear actividades que promuevan el crecimiento, y estar frente a una TV no lo facilita.
Entonces, ¿cuándo ver TV?
Para Juan Camilo Díaz, quien también es comunicador, los niños a partir de los 3 años pueden pasar menos de una hora diaria frente al TV, “porque en la primera infancia, el juego, la lectura, el parque, las caricias y los besos son más educativos y generan mayor desarrollo cognitivo y psicomotriz”. Sin embargo, anota el especialista, el que el niño vea una media hora de TV al día no le afectará, eso sí con plena supervisión.
A lo que añade que no se trata de satanizar a la televisión sino de “no utilizarla como la niñera o como premio o castigo, sino como un medio de entretenimiento más que debe ir incorporándose gradualmente. “Lo primordial es que sin importar la edad, los niños no pasen más de dos horas al día viendo TV, incluidos los fines de semana”.
De igual forma opina la doctora Catalina Morales. “Los bebés no deben ver nada de televisión antes de los 3 años. A partir de allí, los escolares no más de una hora diaria y los niños mayores no más de dos horas al día. Siempre bajo la supervisión de sus padres o cuidadores para vigilar los contenidos”.
“Evite la presencia de la TV a las horas de las comidas ya que interfiere con el diálogo familiar. Este es uno de los dos primeros factores de riesgo para caer en el sobrepeso y la obesidad. También se recomienda no poner la televisión en las habitaciones de los niños porque esto impide a los padres verificar tiempo y contenidos”.
Además, indica la profesional, la presencia de TV en los cuartos de los niños es un factor de riesgo para trastornos del sueño, no solo por el contenido sino por la exposición prolongada en momentos en que el cerebro debería estar en reposo y descanso.
Como en casi todos los aprendizajes, lo primero es establecer reglas claras, tanto en el tiempo que los niños ven televisión como en el tipo de TV que ven. Esto sí puede marcar una diferencia contundente en el resultado e impacto que pueda ejercer la televisión en el comportamiento y crecimiento de los pequeños.
El doctor Díaz recomienda que se oriente, medie e interactúe con ellos, desde el momento mismo de empezar a ver TV, explicándoles y preguntándoles qué piensan de lo que acaban de ver y oír. “Los padres de familia debemos pasar de ese rol tan pasivo a tener uno más activo. Finalmente, la función educativa de los hijos es primaria, irreemplazable e inalienable, y es nuestro trabajo en casa”.
Tomado de: http://www.abcdelbebe.com/

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MAMI, Mamás Más Involucradas, es una herramienta que permite informar y educar a la madre gestante, en compañía de su núcleo familiar, acerca de los cuidados necesarios que se deben tener durante los nueve meses de embarazo y el primer año de vida del bebé a través de mensajes de texto. Educación + Empoderamiento + Embarazo Compartido para madres de estratos 0 1 2 3 y zona rural dispersa de nuestro país que tienen dificultades para acceder al sistema de salud por distancia o recursos.