Muchas mujeres indagan sobre cuántas semanas son las que dura un embarazo: si 38 o 40; es decir, 9 o 10 meses, aproximadamente.
“Son 40 semanas a partir de la fecha de la última regla; y 38 contando desde la concepción”, resuelve el ginecobstetra Fernando Laverde.
Aunque los médicos contabilizan la gestación a partir del último periodo menstrual, el embarazo se inicia, en realidad, dos semanas después, en ciclos regulares, cuando se da la ovulación y, por ende, la fecundación, en caso de que el espermatozoide ‘corone’ al óvulo.
“A partir de la concepción (14 o 15 días después del primer día de la regla), se forma una célula resultante de la unión del espermatozoide y del óvulo, que se llama cigoto y que es la encargada de abrir el camino de los nueve meses”, explica Laverde.
En este momento empieza a crearse una obra carnal, que parece muy artesanal por sus cambios y desarrollos vertiginosos, y, por lo tanto, se da vida a un ser que deberá desarrollarse y crecer dentro del vientre de la madre.
Semana a semana
Álvaro Cano, ginecobstetra especialista en embarazo de alto riesgo de la Clínica de la Mujer, explica los cambios intrauterinos y de la madre durante las primeras cuatro semanas contadas desde que el cuerpo de la madre se prepara para concebir.
Primera semana
El endometrio (la capa interna del útero) empieza a prepararse para anidar el óvulo fecundado que llegaría en aproximadamente una semana (fecha de la ovulación). Si no se produce la fecundación dentro de una semana, su periodo menstrual estaría de vuelta, nuevamente, en tres semanas. Pero si la fecundación se produjo, habrá quedado encinta.
Aunque es difícil conocer la fecha exacta en que se concibe el bebé, en mujeres con ciclos regulares de 28 días, la ovulación (liberación del óvulo) se produce entre los días 13 o 14. Incluso, tres días antes de esta fecha es pertinente para lograr el embarazo.
Segunda a semana
Se dará la ovulación y la fecundación. El óvulo llega a la trompa de Falopio y este puede ser fertilizado por un espermatozoide. Allí se recrea la combinación genética y comienza el desarrollo asombroso. Desde esa fecundación y en las siguientes 24 horas, se presenta la unión de las dos células progenitoras, generando una sola célula denominada cigoto. Este inicia un proceso de segmentación, dando paso a una estructura llamada blastocito, que en los primeros cuatro días puede tener más de 100 células. A los siete días, el óvulo desciende por las trompas de Falopio y se implanta en el útero.
Tercera semana
El bebé es tan diminuto que solo podrá verse con un microscopio. Se empiezan a formar las vellosidades coriales que van a dar origen, más tarde, a la placenta, la cual nutrirá al bebé. Aunque es poco frecuente que una madre se percate de cambios hormonales en este tiempo, algunas podrán sentir más sueño de lo normal; además náuseas, punzadas en el abdomen y retorcijones parecidos a los cólicos.
Cuarta semana
El embrión es muy sensible a cualquier elemento que pueda afectar su desarrollo. En ocasiones, puede llevar a la pérdida del mismo (primeras 4 a 5 semanas), a malformaciones congénitas o disfunciones orgánicas (posterior a esto). En este momento, el disco embrionario se pliega sobre sí mismo y forma un ‘tubo’, a partir del cual se forman los órganos huecos del tórax y el abdomen.
Ya es un embrión y la importancia de este periodo radica en el hecho de que las células pluripotenciales o madre se están definiendo para producir cada uno de los tejidos especializados del feto. Quizás aún no sepa que está encinta, pero pronto lo sabrá, ya que usted estará esperando la menstruación, que no llegará. Los síntomas relacionados para muchas mujeres en esta etapa son sueño, fatiga y ganas de orinar. Además, vómito, náuseas, mareos, distensión abdominal, dolor en los senos y desarrollo del olfato.
Tomado de: http://www.abcdelbebe.com/
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