El proceso del parto y el nacimiento se divide en tres etapas:
La primera etapa empieza desde el momento en que aparecen las contracciones, las cuales causan cambios progresivos en el cuello uterino y termina cuando este está completamente dilatado. Esta primera etapa tiene dos fases:
- Fase temprana: tu cuello uterino se afina gradualmente (se vuelve más delgado) y se dilata (abre).
- Fase activa: tu cuello uterino empieza a dilatarse más rápidamente y las contracciones son más prolongadas, fuertes y seguidas. A la última parte de la fase activa, comúnmente se le conoce como la fase de transición.
La segunda etapa del parto empieza cuando estás completamente dilatada y termina con el nacimiento de tu bebé. A esta también se le conoce como la de etapa de “pujar”.
La tercera etapa del parto inicia justo después de dar a luz y termina cuando expulsas la placenta.
Cada embarazo es diferente y el tiempo que dura cada parto varía mucho. Para las mamás primerizas, el trabajo de parto por lo general dura entre diez y 20 horas. Para otras mujeres, sin embargo, puede prolongarse más o durar menos del tiempo arriba indicado.
El parto generalmente avanza de manera más rápida entre las mujeres que ya han tenido un parto vaginal.
Primera etapa: fase temprana
Y eso se debe a que a veces es difícil distinguir las contracciones que ocurren en la fase temprana del parto y las contracciones de Braxton Hicks, que podrían presentarse justo antes, simulando lo que se conoce como un falso parto.
Por cierto, si aún no llegas a la semana 37 de embarazo y sientes contracciones u otras señales de parto, no esperes a que progresen las contracciones. Llama de inmediato a tu médico para determinar si estás teniendo un parto prematuro. Si tienes por lo menos 37 semanas de embarazo, lo más seguro es que tu doctor o partera te haya dado instrucciones sobre cómo contar tus contracciones y cuándo llamarle.
Asumiendo que has llegado al final del embarazo, a medida que pasen las horas sabrás si ha empezado el parto verdadero: las contracciones se vuelven más dolorosas, prolongadas y frecuentes. Hacia el final de la fase temprana, te vendrán aproximadamente cada cinco minutos y durarán entre 40 y 60 segundos cada una. Algunas mujeres tienen contracciones más frecuentes durante esta fase, aunque tienden a ser suaves y a durar menos de un minuto.
Algunas veces, las contracciones de la fase temprana son muy dolorosas, aunque no estén dilatando el cuello uterino tan rápidamente como te gustaría. Si tu parto es normal, sin embargo, las contracciones de la fase temprana no serán tan intensas como las contracciones que aparecerán al final.
Probablemente lograrás hablar durante las contracciones y podrás entretenerte haciendo alguna cosa en la casa. Y tal vez incluso sientas deseos de caminar un poco. Si en cambio sientes ganas de relajarte, date un baño caliente, mira una película o dormita un poco entre cada contracción si es que puedes.
Puede que también notes un aumento de mucosidad en el flujo vaginal, que a veces va acompañada de algunos hilos de sangre. Es lo que se conoce como el tapón mucoso (el tapón que sella el útero durante todo el embarazo). Esto es perfectamente normal, pero si notas más de unos hilos de sangre, llama a tu médico o partera. Comunícate también con tu médico si rompes aguas (rompes la fuente o la bolsa), incluso si aún no tienes contracciones.
La fase temprana del parto termina cuando el cuello del útero alcanza 4 centímetros de dilatación y hay un progreso acelerado.
Cuánto dura la fase temprana
Puede ser difícil predecir con exactitud cuándo comienza la fase temprana, por lo que a menudo no es fácil decir cuánto tiempo suele durar esta fase. También es difícil calcular el tiempo que duró en un caso en particular. La duración de la fase temprana varía mucho y depende, en gran medida, de qué tan maduro (dilatado y afinado) está el cuello del útero al principio del parto, y qué tan frecuentes y fuertes sean las contracciones.
Si eres mamá primeriza y tu cuello uterino aún no se ha afinado o dilatado, esta fase puede tardar de seis a 12 horas, aunque puede ser significativamente más larga o más corta. Si el cuello del útero ya está muy maduro o no es tu primer bebé, es probable que esta fase transcurra mucho más rápido.
Qué puedes hacer tú?
No te conviertas en una esclava de tu cronómetro todavía porque puede ser estresante y agotador registrar cada contracción durante las largas horas del parto. Eso además no es necesario. En su lugar, toma el tiempo de las contracciones de manera periódica para tener una idea de lo que está pasando. En la mayoría de los casos, las contracciones mismas (mediante su frecuencia e intensidad) te avisarán cuándo es el momento de tomarlas más en serio.
Mientras tanto, es importante hacer todo lo posible para descansar ya que te puede esperar un largo día (o noche). Si estás cansada, trata de dormir un poco entre cada contracción.
Asegúrate de tomar mucho líquido, de manera que estés bien hidratada. Y no te olvides de ir al baño con frecuencia, incluso si no sientes muchas ganas. Si la vejiga está llena, puede resultarle más difícil al útero contraerse eficazmente, y si la vejiga está vacía, el bebé tendrá más lugar para descender.
Si te sientes ansiosa, puedes probar algunos ejercicios de relajación o hacer algo para distraerte un poco como ver una película o leer un libro o una revista.
Primera etapa: fase activa
Hacia el final de esta fase, tu bebé podría empezar a descender, aunque puede que ya haya empezado a hacerlo antes. O bien, es posible que descienda en la próxima fase.
Como regla general, una vez que hayas tenido contracciones regulares y dolorosas cada cinco minutos durante una hora (cada contracción con una duración de alrededor de 60 segundos), debes llamar a tu médico o partera y dirigirte al hospital o centro de maternidad. Algunos médicos prefieren que llames antes, por lo que deberás aclarar esto de antemano.
Cuánto dura la fase activa?
Para muchas embarazadas primerizas, la fase activa dura entre cuatro a ocho horas. Para otras, es posible que dure más tiempo o menos, incluso solo una hora.
Esta fase tiende a pasar más rápidamente si te administran oxitocina (Pitocín) o si ya has tenido un parto vaginal. Si te aplican anestesia epidural o tu bebé es grande, esta fase puede ser más prolongada.
Qué puedes hacer tú?
En algún momento durante la fase activa del parto, la mayoría de las mujeres optan por algún medicamento para aliviar el dolor, tal como la anestesia epidural.
Es importante tener en cuenta (si decides o no tomar medicamento) que las técnicas para aliviar el dolor y las de relajación como los ejercicios de respiración y visualización usados en los partos naturales, te pueden ayudar mucho en este momento.
La persona o personas que te acompañen en el parto (sea tu pareja, una doula, tu mamá o una amiga experimentada), también te pueden ayudar mucho. Además, sus palabras de aliento te harán mucho bien.
Si sientes ganas de caminar, no te prives de hacerlo. Pero es recomendable que te detengas y te recargues en algo (o en alguien) durante cada contracción. Una vez que te revise el doctor y descarte cualquier complicación, deberías de poder moverte alrededor de tu habitación sin ningún problema.
Si estás cansada, trata de sentarte en una silla mecedora o recostarte en tu cama sobre tu lado izquierdo. Le puedes pedir a tu pareja que te dé un masaje en la espalda o en los pies.
Si tu fuente de aguas no se ha roto, considera la posibilidad de darte una ducha o tomar un baño, porque el agua caliente ayuda a aliviar el dolor de las contracciones.
Transición
Esta es la parte más intensa del parto. Las contracciones son generalmente muy fuertes, aparecen alrededor de cada dos minutos y medio o tres y duran un minuto o más. Puede ser que empieces a temblar o tiritar.
Cuando el cuello uterino se encuentre totalmente dilatado y ya se haya completado la transición, por lo general el bebé habrá descendido un poco por la pelvis. Aquí es cuando podrías comenzar a sentir presión sobre el recto, como si tuvieras ganas de evacuar. Algunas mujeres comienzan a pujar de manera espontánea y puede que incluso que empiecen a gruñir o gritar.
El sangrado vaginal es común. Podrías además tener náuseas o incluso vomitar.
Algunos bebés descienden más temprano y la mamá siente el deseo de pujar antes de que el cuello uterino se encuentre totalmente dilatado. Y otros bebés no descienden de manera significativa hasta más tarde, en cuyo caso la mamá puede llegar a dilatar totalmente sin sentir ninguna presión rectal. Es diferente en cada mujer y en cada parto.
Si te aplican una epidural, la presión que sientas dependerá del tipo y la cantidad de medicación que te administren y de qué tan bajo esté tu bebé en la pelvis. Si quieres participar activamente durante la etapa de pujar, pide que te bajen la dosis de epidural al final de la transición.
Cuánto dura la fase de transición?
Qué puedes hacer tú?
Si decidiste no recibir la anestesia epidural, es aquí donde quizás sientas que no puedes más con el dolor. Así que necesitarás mucho ánimo y apoyo de las personas que te acompañan. Considera estos consejos:
- Algunas mujeres prefieren un masaje suave, mientras que otras uno fuerte. A unas no les gusta para nada que las toquen.
- En algunas ocasiones, cambiar de posición te puede ayudar a aliviar el dolor. Por ejemplo, si sientes mucha presión en la parte baja de la espalda, ponerte a cuatro patas podría reducir las molestias.
- Una toalla húmeda en tu frente o una compresa fría en tu espalada podría ayudarte a sentirte mejor. O quizás prefieras una compresa tibia.
Es muy difícil concentrarte durante esta etapa de la transición. Es por eso que es aconsejable evitar cualquier cosa que te distraiga como la música o una simple conversación.
Aférrate a la idea de que esas fuertes contracciones te ayudarán a tener muy pronto a tu bebé en los brazos. Intenta visualizar cómo tu bebé va descendiendo con cada contracción.
Si ya has llegado a este punto sin medicación, una de las personas que te acompañen durante el parto puede seguir animándote cada vez que aparezca una contracción. Es bueno que te recuerden constantemente que estás haciendo un trabajo fantástico y que el bebé está a punto de nacer.
Segunda etapa: momento de pujar
Para muchas mujeres, las contracciones de la segunda etapa son más fáciles de sobrellevar que las del parto activo, porque el poder pujar les proporciona algo de alivio. A otras les desagrada la sensación de pujar.
Si tu bebé se encuentra muy abajo en tu pelvis, quizás sientas la necesidad de pujar al principio de la segunda fase (y algunas veces antes). Pero si tu bebé está todavía en una posición relativamente alta, es probablemente que no tengas esta sensación de inmediato.
A medida que tu útero se contrae, ejerce presión sobre su bebé haciéndolo descender por el canal vaginal. Así que si todo va bien, querrás tomarlo todo con calma y dejar que tu útero haga su trabajo hasta que sientas la necesidad de pujar. Esperar un tiempo puede dejarte menos agotada y frustrada al final.
En muchos hospitales, sin embargo, sigue siendo una práctica habitual motivar a las mujeres a pujar con cada contracción, en un esfuerzo para acelerar el descenso del bebé. Es por eso esencial hablar con tu médico y decirle si prefieres esperar hasta que sientas el impulso espontáneo de pujar.
Si te administraron la epidural, la pérdida de la sensibilidad puede mitigar la necesidad de pujar. Por lo tanto es posible que no sientas esa necesidad hasta que la cabeza del bebé haya descendido ya bastante. La paciencia a menudo funciona de maravilla. En algunos casos, sin embargo, necesitarás instrucciones específicas que te ayuden a pujar de manera efectiva.
Descenso del bebé
El descenso puede ser rápido. O bien, gradual, especialmente si es tu primer bebé.
Con cada contracción, la fuerza del útero, junto con la fuerza de los músculos abdominales si estás pujando activamente, ejerce presión sobre el bebé para que continúe descendiendo por el canal del parto. Cuando la contracción se termina y el útero se relaja, la cabeza del bebé sube un poco otra vez. Avanzará "dos pasos hacia delante y un paso hacia atrás". ¡No te desesperes! Con tal de que vaya quedando un poquito más abajo con cada pujo, están progresando.
Prueba diferentes posiciones para pujar hasta que encuentres una que sea cómoda y te resulte eficaz. Es común probar muchas posiciones durante la segunda etapa del parto.
El primer vistazo
Después de un tiempo, el perineo (el tejido entre la vagina y el ano) empezará a sobresalirse cada vez que pujes, y antes de que lo esperes, el pelo y la cabeza del bebé estarán visibles. Es un momento muy emocionante y un signo de que el final se aproxima. Puedes pedir un espejo para ver al bebé por primera vez, o tal vez simplemente desees extender la mano y tocar la parte superior de su cabeza.
En esta etapa, la necesidad de pujar puede ser muy fuerte. Con cada contracción, la cabeza del bebé es cada vez más visible. La presión de su cabeza en tu perineo es muy intensa y quizás sentirás una sensación de ardor o comezón a medida que tu tejido empieza a estirarse.
En algún momento, es probable que tu médico te pida que pujes más suavemente o que dejes de pujar, para que la cabeza del bebé tenga la oportunidad de estirar gradualmente la abertura de la vagina y el perineo. Un parto lento y controlado te puede ayudar a prevenir el desgarro. En esta etapa, la necesidad de pujar puede ser muy fuerte, de manera que recibirás ayuda para respirar o jadear durante las contracciones, para que puedas aguantar sin hacerlo.
Cómo sale la cabeza del bebé?
Cada vez que pujas, la cabeza del bebé avanza hasta que se puede observar en el orificio de la vagina. A esto se le llama “coronamiento”, que es el momento en que la parte más ancha de la cabeza del bebé se hace visible. La emoción en la sala crecerá a medida que la cara del bebé comience a asomarse: su frente, su nariz, su boca y finalmente su mentón.
Después de que sale la cabeza de tu bebé, tu doctor o partera le aspirarán su boca y nariz. También localizarán el cordón umbilical. (Si el cordón está alrededor del cuello de tu bebé, el doctor lo deslizará sobre su cabecita o de ser necesario lo pinzará y cortará).
Luego la cabeza de tu bebé girará hacia el costado a medida que los hombros rotan dentro de tu pelvis para colocarse en posición para salir. Con la próxima contracción, te dirán que pujes a medida que salen los hombros, uno por vez, y después el cuerpo.
¡Por fin fuera!
Una vez que esté fuera del útero, tu bebé necesitará mantenerse calientito. Lo secarán con una toalla y tu doctor o partera podría aspirar de inmediato su boca y nariz de nuevo si parece tener mucha mucosidad.
Si no hay complicaciones, te colocarán al bebé en tu vientre desnudo para que lo beses, toques y admires. El contacto piel a piel lo mantendrá calientito. Lo cubrirán con una cobija y tal vez le pongan su primer gorrito para prevenir que se enfríe.
El doctor pinzará el cordón umbilical en dos lados y luego lo cortará entre medio de las dos pinzas. En algunos hospitales dejan que la pareja de la mamá tenga el honor de cortar el cordón de su hijo.
Podrías sentir todo una serie de emociones ahora: euforia, incredulidad, asombro, orgullo (solo por mencionar algunas) así como un intenso alivio de que ya el parto ha pasado. Y a pesar de que estés exhausta es posible que sientas una carga de energía y los deseos que tenías de dormir desaparecerán de momento.
Cuánto dura la segunda fase?
En total, la segunda fase del parto puede durar de unos minutos a un par de horas. Si no te administran la epidural, un caso promedio dura alrededor de una hora para una mamá primeriza. Si ya tuviste un parto vaginal el tiempo promedio es de 20 minutos. Si te administran la epidural, la segunda etapa puede ser más prolongada.
Tercera etapa: eliminación de la placenta
Cuando el médico observe signos de desprendimiento, te pedirá que pujes suavemente para expulsar la placenta. Por lo general, se trata de un pujo corto que no es difícil ni doloroso.
Cuánto dura la tercera fase?
En promedio, la tercera etapa del parto dura aproximadamente de cinco a diez minutos
Después del parto: ¿y ahora qué?
Tu doctor o partera revisará de manera periódica tu útero para determinar si está firme. Si no es así, te aplicarán un masaje uterino hasta que endurezca. Esto es importante porque la contracción del útero ayuda a cerrar los vasos sanguíneos abiertos en el área donde estaba la placenta. Si tu útero no se contrae de manera adecuada, continuarás sangrando abundantemente a través de esos vasos sanguíneos.
Si planeas dar pecho, lo puedes hacer ahora si tú y tu bebé así lo desean. No todos los bebés tienen ganas de tomar el pecho a los pocos minutos de haber nacido, pero mantén sus labios cerca de tu seno durante un ratito. La mayoría de los bebés toman el pecho durante la primera hora después de haber nacido si se les da la posibilidad.
Dar el pecho pronto es muy beneficioso para el bebé y puede ser altamente gratificante para ti. Más aún, el amamantamiento hace que tu cuerpo libere oxitocina, la misma hormona que causa las contracciones y ayuda a que el útero permanezca firme y contraído.
Si no estás amamantando y tu útero no está firme, te darán oxitocina para que se contraiga más rápido (algunos doctores les dan oxitocina rutinariamente a todas las mujeres después del parto). Si tienes sangrados excesivos también te tratarán.
Las contracciones que sientas ahora son relativamente suaves. Pero ahora que estás enfocada en tu bebé, todo lo demás pasará a segundo grado.
Si eres mamá primeriza, podrías sentir solo unas cuantas contracciones después de expulsar la placenta. Si ya has tenido un bebé, podrías sentir contracciones de vez en cuando durante un día o dos después del parto.
Estas contracciones que vienen después del parto pueden sentirse como intensos cólicos menstruales. Si te molestan, pide medicación para el dolor. Puede que también sientas escalofríos o estés muy temblorosa. Esto es perfectamente normal y no durará mucho tiempo. No dudes en pedir una cobija si lo necesitas.
El médico examinará la placenta para asegurarse de que todo está ahí. Luego revisará detenidamente si hay cualquier desgarre en el perineo que necesite ser cosido.
Si tuviste un desgarro o una episiotomía, recibirás una inyección de anestesia local antes de que te suturen. Es posible que desees mantener a tu recién nacido junto a ti, mientras te están cosiendo los puntos. Tu bebé puede ser una gran distracción. Si te sientes demasiado débil, pídale a tu pareja que se siente a tu lado y cargue al bebé mientras lo admiras.
Si te dieron la anestesia epidural, un anestesiólogo o una enfermera vendrá y retirará el catéter de tu espalda. Esto toma solo un segundo y no duele.
A menos que el bebé necesite atención especial, insiste para que los dejen estar juntos y tranquilos un rato. El momento de darle gotas para los ojos y vitamina K puede postergarse un poco. Seguramente, tanto tú como tu pareja querrán compartir juntos esta ocasión especial, en la que se familiarizan con su nuevo bebé y aprecian el milagro de su nacimiento.
Una vez que las contracciones ocurran en intervalos regulares y el cuello del útero empiece de manera progresiva a afinarse y dilatarse, habrá empezado oficialmente el parto. A no ser que el parto empiece repentinamente (cuando no tienes ningún síntoma y de inmediato empiezas a tener contracciones muy seguidas), a veces es difícil saber cuándo empieza el verdadero parto.
El parto activo es cuando las cosas empiezan a acelerarse. Las contracciones se vuelven más frecuentes, largas e intensas, hasta el punto que cuando las tienes se te dificulta hablar. El cuello del útero comienza a dilatarse más rápidamente, hasta alcanzar 10 centímetros de dilatación. A la última parte de la fase activa del parto, cuando el cuello del útero aumenta de 8 centímetros a los 10 centímetros de dilatación, se le llama fase de transición (la cual se describe en la próxima sección).
Las contracciones generalmente se vuelven más frecuentes y hacia el final aparecen alrededor de cada dos minutos y medio o tres, aunque para algunas mujeres las contracciones nunca llegan más rápido que cada 5 minutos, incluso en el periodo de transición.
Cuando el cuello uterino se dilata completamente de 8 a 10 centímetros, se considera que estás en la última parte de la fase activa. Se le conoce como el periodo de transición porque da paso a la segunda fase del parto.
Esta fase puede durar de unos minutos a un par de horas. Si ya has tenido un parto vaginal, esta fase podría transcurrir más rápido.
Una vez que el cuello uterino está totalmente dilatado, comienza la segunda etapa del parto: el descenso final y el nacimiento del bebé. Al comienzo de la segunda etapa, las contracciones pueden ser un poco más espaciadas, lo que te permitirá descansar entre ellas.
Pocos minutos después del alumbramiento, el útero comienza a contraerse nuevamente. Las primeras contracciones generalmente hacen que la placenta se desprenda de la pared del útero.
Después de que expulses la placenta, tu útero se contraerá y pondrá muy firme. Poniendo la mano sobre tu panza podrás sentir la parte superior del útero en tu vientre, alrededor del ombligo.
Fuente: espanol.babycenter.com
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