Hace algunos unos días, la psicóloga Gloria Hurtado, columnista del periódico El País de Cali, comentó en una emisora radial que el instinto materno no existe. Para ella, esto significaría que todos quisiéramos ser papás o mamás, y que todo el tiempo se cuidara y se protegiera al niño, “pero como no todos los seres humanos tienen este sentido, este es un invento de la sociedad”.
“Es una construcción enseñada y aprendida por la cultura. Si existiera, no habría ninguna mujer que no lo sintiera. Porque es como el instinto del hambre; los instintos no son opcionales, son propios de los seres humanos. Es una influencia apoyada por la religión; si la mujer está amarrada a la maternidad, es una forma de dominio de la cultura patriarcal”.Además, afirma que las madres confunden este término con las emociones, las cuales sí son opcionales.
Respecto a esta inexistencia del instinto y, por ende, a la escasa oportunidad de que este se desarrolle, la especialista Hurtado hace una reflexión: “¿Qué está pasando hoy en día, se acabó el instinto maternal o las mujeres están cambiando las creencias y la manera de mirarlo? Tienen es la opción de escoger no ser madres, pero eso no quiere decir que perdió el instinto, este no se pierde. Y los hombres están teniéndolo, entonces qué pasó? Se volvieron maternos? ¿Les nació el instinto? Una mujer o un hombre pueden querer tener un hijo y amarlo, pero esto no viene ligado a la naturaleza”.
Cuestión de supervivencia
Por el contrario, para Sandra Zorro, psicóloga perinatal de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la Clínica Colsánitas, el instinto sí existe y es la función de sobrevivir y mantenerse. En este sentido, “serán todas aquellas conductas que llevan a cabo las madres, incluso los padres, orientadas a no morir; es decir, a alimentar, a proteger al bebé de la temperatura, a cuidarlo de daño externo, etc. Vemos cómo, a través de la observación de sus hijos, los seres humanos logran identificar las necesidades de sus bebés y se dan cuenta de una condición psíquica del ser humano que les permite relacionarse con su hijo a través del vínculo”.
La doctora Zorro también señala que, desde los estudios realizados por el padre de la psicología, Sigmund Freud, se habla de la existencia de dos tipos de instintos: el de supervivencia y el sexual. De allí, agrega, provendría el llamado instinto materno, porque se define como la necesidad que tiene la madre de proteger a su cría.
Para Zorro, el instinto sería una condición innata; sin embargo, agrega, desde algunos estudios antropológicos y sociales se dice que el instinto no solo es una condición que surge con un parto o con una procreación natural, sino que se le da un importante valor al papel de madre, padre o cuidador que se construye a través de la cultura y de la sociedad.Es decir, “todos los seres humanos tenemos instintos desde lo biológico, y el hecho de estar inmersos en una sociedad o cultura le da validez no solo a la maternidad natural sino también a la que se da a través de técnicas de fertilidad asistidas, la adopción, etc.”, agrega.Entre estas dos opiniones está una tercera reflexión, la de la psiquiatra Rocío Barrios, experta en temas relacionados con la mujer. Para ella, claramente hay dos teorías: aquella que dice que el instinto es innato, o la que señala que no existe porque la sociedad lo muestra como una obligación, pero se inclina un poco más por la segunda, con ciertas salvedades: “Las mujeres, en la medida en que se construyen desde lo femenino, tienen más capacidades hacia el cuidado. Y el instinto maternal está basado en el cuidar al otro. Tampoco se debe decir que si una mujer no lo hace, es rara o mala”.
El debate sigue abierto, mientras la sociedad, cada vez más, acepta la decisión de muchas mujeres que definitivamente no quieren ser madres. Ahora bien, si eligen serlo, según algunas expertas, la cuestión está dada en cómo generar ese vínculo y despertar su instinto.
Mujeres sin hijos
Algunas mujeres que no quieren ser madres son tildadas de no tener un instinto materno.Para la psiquiatra Rocío Barrios, el instinto va de la mano del cuidado y este no tiene relación con el deseo de querer o no tener hijos: “Simplemente son personas a las que no les agrada la crianza y no les parece que ser madre sea un rol importante. Ahora, eso no quiere decir que no sean maternales ni femeninas”.
Para la experta Zorro, se trata es de tomar una decisión y, en ese sentido, en caso de que la mujer decidiera tener hijos su instinto definido funcionaría para lograr los efectos de supervivencia y mantenimiento de la especie.
Ahora, el abandono o la no ‘conexión’ con el hijo es un asunto de la dificultad de crear un vínculo, generado por experiencia previas negativas, pero “en caso de que esto se identifique y pueda repararse, se esperaría que el instinto, que siempre ha estado allí, comience a ser evidente en conductas de cuidado y bienestar del bebé”.
Evite la culpa, no es cuestión de magia
La psicóloga Sandra Zorro dice que la clave para evitar la culpa y los señalamientos, cuando no hay conexión o apego con el bebé, es pensar que el instinto no es algo mágico que desaparece y aparece en algunas madres, sino que se trata de un caso particular en el que hay que revisar algunos aspectos biológicos, hormonales, sociales, culturales o psicológicos.
“En el caso de nuestra relación con los hijos, es importante darse la oportunidad de construir la relación con ellos, de ser padres, con estilo propio y particular, de relacionarse y de vivir una experiencia única, no necesariamente exacta a la que siempre idealizamos, pero sí igual de buena y válida”, puntualiza la experta.
“Es una construcción enseñada y aprendida por la cultura. Si existiera, no habría ninguna mujer que no lo sintiera. Porque es como el instinto del hambre; los instintos no son opcionales, son propios de los seres humanos. Es una influencia apoyada por la religión; si la mujer está amarrada a la maternidad, es una forma de dominio de la cultura patriarcal”.Además, afirma que las madres confunden este término con las emociones, las cuales sí son opcionales.
Respecto a esta inexistencia del instinto y, por ende, a la escasa oportunidad de que este se desarrolle, la especialista Hurtado hace una reflexión: “¿Qué está pasando hoy en día, se acabó el instinto maternal o las mujeres están cambiando las creencias y la manera de mirarlo? Tienen es la opción de escoger no ser madres, pero eso no quiere decir que perdió el instinto, este no se pierde. Y los hombres están teniéndolo, entonces qué pasó? Se volvieron maternos? ¿Les nació el instinto? Una mujer o un hombre pueden querer tener un hijo y amarlo, pero esto no viene ligado a la naturaleza”.
Cuestión de supervivencia
Por el contrario, para Sandra Zorro, psicóloga perinatal de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la Clínica Colsánitas, el instinto sí existe y es la función de sobrevivir y mantenerse. En este sentido, “serán todas aquellas conductas que llevan a cabo las madres, incluso los padres, orientadas a no morir; es decir, a alimentar, a proteger al bebé de la temperatura, a cuidarlo de daño externo, etc. Vemos cómo, a través de la observación de sus hijos, los seres humanos logran identificar las necesidades de sus bebés y se dan cuenta de una condición psíquica del ser humano que les permite relacionarse con su hijo a través del vínculo”.
La doctora Zorro también señala que, desde los estudios realizados por el padre de la psicología, Sigmund Freud, se habla de la existencia de dos tipos de instintos: el de supervivencia y el sexual. De allí, agrega, provendría el llamado instinto materno, porque se define como la necesidad que tiene la madre de proteger a su cría.
Para Zorro, el instinto sería una condición innata; sin embargo, agrega, desde algunos estudios antropológicos y sociales se dice que el instinto no solo es una condición que surge con un parto o con una procreación natural, sino que se le da un importante valor al papel de madre, padre o cuidador que se construye a través de la cultura y de la sociedad.Es decir, “todos los seres humanos tenemos instintos desde lo biológico, y el hecho de estar inmersos en una sociedad o cultura le da validez no solo a la maternidad natural sino también a la que se da a través de técnicas de fertilidad asistidas, la adopción, etc.”, agrega.Entre estas dos opiniones está una tercera reflexión, la de la psiquiatra Rocío Barrios, experta en temas relacionados con la mujer. Para ella, claramente hay dos teorías: aquella que dice que el instinto es innato, o la que señala que no existe porque la sociedad lo muestra como una obligación, pero se inclina un poco más por la segunda, con ciertas salvedades: “Las mujeres, en la medida en que se construyen desde lo femenino, tienen más capacidades hacia el cuidado. Y el instinto maternal está basado en el cuidar al otro. Tampoco se debe decir que si una mujer no lo hace, es rara o mala”.
El debate sigue abierto, mientras la sociedad, cada vez más, acepta la decisión de muchas mujeres que definitivamente no quieren ser madres. Ahora bien, si eligen serlo, según algunas expertas, la cuestión está dada en cómo generar ese vínculo y despertar su instinto.
Mujeres sin hijos
Algunas mujeres que no quieren ser madres son tildadas de no tener un instinto materno.Para la psiquiatra Rocío Barrios, el instinto va de la mano del cuidado y este no tiene relación con el deseo de querer o no tener hijos: “Simplemente son personas a las que no les agrada la crianza y no les parece que ser madre sea un rol importante. Ahora, eso no quiere decir que no sean maternales ni femeninas”.
Para la experta Zorro, se trata es de tomar una decisión y, en ese sentido, en caso de que la mujer decidiera tener hijos su instinto definido funcionaría para lograr los efectos de supervivencia y mantenimiento de la especie.
Ahora, el abandono o la no ‘conexión’ con el hijo es un asunto de la dificultad de crear un vínculo, generado por experiencia previas negativas, pero “en caso de que esto se identifique y pueda repararse, se esperaría que el instinto, que siempre ha estado allí, comience a ser evidente en conductas de cuidado y bienestar del bebé”.
Evite la culpa, no es cuestión de magia
La psicóloga Sandra Zorro dice que la clave para evitar la culpa y los señalamientos, cuando no hay conexión o apego con el bebé, es pensar que el instinto no es algo mágico que desaparece y aparece en algunas madres, sino que se trata de un caso particular en el que hay que revisar algunos aspectos biológicos, hormonales, sociales, culturales o psicológicos.
“En el caso de nuestra relación con los hijos, es importante darse la oportunidad de construir la relación con ellos, de ser padres, con estilo propio y particular, de relacionarse y de vivir una experiencia única, no necesariamente exacta a la que siempre idealizamos, pero sí igual de buena y válida”, puntualiza la experta.
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