¿Cómo es un recién nacido? ¿Cuáles son sus características físicas y
sus capacidades sensoriales en las primeras semanas de vida? Conozcámoslas.
Te presentamos las
características y capacidades del recién nacido, para que conozcas mejor a tu
hijo durante los primeros días y semanas de conocimiento recíproco.
PIES: es normal que estén fríos
A menudo, los piececitos del bebé
(y también las manitas) están fríos, pero esto no debe preocupar. Se debe al hecho
de que el aparato circulatorio aún no está bien “rodado” y la circulación en
los extremos de las articulaciones está ralentizada. Si se le pone en posición
erecta, con los pies apoyados sobre una superficie, el niño parece dar algunos
pasos: es el denominado reflejo de marcha.
MANITAS: preparadas para tocar el mundo
De los cinco sentidos, el tacto
es el más desarrollado en un recién nacido, porque el pequeño ha podido
“ejercitarlo” en la barriga, jugando con el cordón umbilical y succionándose el
pulgar. Si se le toca con un dedo la palma de la mano, el pequeño la aprieta en
un acto reflejo. Su uñas, aunque son muy finas, pueden ser muy largas y crecen
deprisa.
OREJAS: ¡en alerta!
A veces, el bebé puede nacer con
una oreja doblada, como consecuencia del paso a través del canal del parto.
Nada grave: pronto, el pabellón auricular tomará la forma correcta. De todos
modos, el pequeño oye bien, reconoce claramente los sonidos y los ruidos que le
llegan desde que estaba en la tripa, en el último trimestre. Sobre todo, le
atraen las voces, en especial, la de su mamá.
OJOS:
siempre ve lo que necesita
El recién nacido tiene una
capacidad visual adecuada a sus necesidades. Enfoca los objetos que se
encuentran a unos 30 centímetros de él, como la cara de su mamá durante la
toma. El color de los ojos (gris azulado o marrón) aún no es el definitivo. En
general, el iris tiende a pigmentarse y oscurecerse en un período de entre seis
y ocho meses.
FONTANELAS: fundamentales para el parto
Las fontanelas son seis pequeñas
zonas blandas y latentes presentes en la cabeza del recién nacido, en los
puntos en los que los huesos aún no están soldados. Gracias a su elasticidad,
la cabecita logra pasar por el canal del parto. La fontanela principal está
situada en la parte superior delantera y tiene forma de rombo. Su tamaño es de
unos dos centímetros. Si bien debe tratarse con cierto cuidado, no es tan
delicada como se cree. La manipulación del pequeño que tiene lugar durante la
higiene y el baño no comportan ningún peligro. El cabello del recién nacido no
es pelo propiamente dicho, sino una pelusa que se caerá en unas semanas.
GENITALES: son de tamaño grande y están un poco enrojecidos
A causa de las hormonas que la
mamá transmite al pequeño durante el embarazo, al nacer, la vulva y los
testículos son un poco más grandes, en proporción, que el resto del cuerpo.
Además, pueden estar muy enrojecidos, debido a la gran afluencia de sangre a la
zona genital. Se trata de fenómenos normales, que no deben preocupar:
desaparecerán solos a medida que el cuerpo del bebé se “estabilice”.
MUÑÓN UMBILICAL: debe mantenerse seco
El abdomen del recién nacido es
muy redondeado. En la jerga médica, se dice que tiene un aspecto globoso. En el
centro, se encuentra el muñón umbilical, que se seca y se cura más deprisa
cuanto más seco se mantiene. Por esta razón, es importante, si el tiempo lo
permite, dejarle la barriga al descubierto de vez en cuando. Para limpiarlo, no
deben usarse productos desinfectantes, sino una gasita humedecida con agua. En
general, el desprendimiento del muñón se produce entre tres y siete días
después del nacimiento, y deja una pequeña costra, que, a su vez, se caerá en
pocos días, dejando una cicatriz permanente: el ombligo.
Tomado de: http://www.mibebeyyo.com/
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