A primera vista puede parecer una pregunta fácil, pero lo cierto es que muchos padres, sobre todo los primerizos, no están al tanto de los cuidados que necesitan los genitales de su bebé. Por eso no es extraño que algunas madres dejen esta tarea en manos del padre quien, en teoría, debe tener más práctica en estas tareas, a pesar de que muchos afirman que no tienen idea de cómo deben limpiar el pene de su bebé.
Tres pasos esenciales para mantener una higiene adecuada
1. Lava el pene con abundante agua y jabón. Al igual que el resto de la zona debajo del pañal, el pene del bebé se debe lavar con agua y jabón al menos una vez al día. De esta manera eliminarás los restos de suciedad y evitarás que se acumulen las bacterias, que son la principal causa de infecciones genitales en los pequeños.
Sin embargo, es conveniente que utilices solo agua y jabón, sin añadir antisépticos, geles suaves, o cualquier otro producto para la higiene de la piel. ¿Por qué? La razón es muy simple: la piel del bebé es muy sensible y la de los genitales aún más por lo que el contacto con productos químicos puede causar irritación. Por eso, se recomienda que emplees abundante agua y solo recurras a la espuma de un jabón infantil suave que respete el pH de la piel.
2. Separa ligeramente el prepucio del glande para lavar bien la zona. Cuando los bebés nacen tienen el prepucio adherido al glande, de forma que solo queda fuera la apertura por donde sale la orina. En realidad, se trata de una cuestión de protección natural por lo que a medida que el bebé crece, su prepucio comienza a separarse lentamente del glande. Como norma, alrededor de los 3 o 4 años el pene del niño ya tiene la misma estructura que la del pene adulto.
Como supondrás, a medida que el prepucio se separar, tiende a retener restos de orina y sudor debajo de la piel. Por eso, la higiene adecuada del pene pasa por retirar suavemente la piel del prepucio hacia atrás y lavar con cuidado esa zona.
Por lo general este procedimiento no resulta molesto para el bebé pero debes tener cuidado ya que si tiras hacia atrás con demasiada fuerza o lo retiras hasta un punto en el que la piel aún no se ha despegado, podría resultar doloroso. De hecho, cuando no se tiene cuidado, se pueden ocasionar heridas ligeras o incluso la separación temprana y brusca del prepucio. Por esta razón, debes lavar esta zona de manera delicada.
3. Seca el pene con mucho cuidado. A veces, los padres ponen mucho cuidado al lavar los genitales del bebé pero luego secan rápidamente la zona y le colocan inmediatamente el pañal. Sin embargo, la higiene correcta de los genitales también pasa por el secado pues si estos permanecen húmedos pueden irritarse o incluso desarrollar una infección a causa del crecimiento de los hongos y/o bacterias, que suelen proliferar precisamente en los lugares oscuros y húmedos.
Por eso, una vez que hayas lavado minuciosamente el pene del bebé, dedícale el mismo tiempo y cuidado a secarlo. Puedes recurrir a una toalla pero asegúrate de que sea fina y suave para que no dañe la piel ni le provoque molestias. Asimismo, debes prestarle una atención especial a la hora de secar el prepucio, recuerda que no debes forzarlo o apretar demasiado. Por último, no olvides que no es recomendable usar la misma parte de la toalla para secar el pene y la zona del ano pues aunque creas que está bien limpio, siempre existe el riesgo de que los genitales se infecten.
Imagen:www.corbisimages.com
Tomado de:www.parabebes.com
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