Ser activo dentro de nuestro proceso de embarazo y parto implica también responsabilizarnos por nuestra salud física. Una alimentación equilibrada proporciona los nutrientes adecuados para favorecer el crecimiento y desarrollo del bebé, la calidad de la placenta, mantener el nivel de energía a lo largo de el embarazo, parto y post-parto, prevenir anemias y activar la producción de la leche.
No se trata de diseñar una dieta especial para el embarazo, mas bien conocer la diversidad de propiedades de los alimentos y así mejorar la calidad y variedad de la dieta.
Haz tres comidas balanceadas que contengan los elementos básicos.
Si resulta difícil digerir tres comidas fuertes al día, prueba comer cantidades menores y con mayor frecuencia.
Siempre que puedas, consume verduras sin pelar. Para no perder su valor nutritivo, cuécelas ligeramente al vapor, fríelas al estilo chino (con poco aceite al fuego vivo, sin parar de mover y sin dejar que se cocine del todo) o cocínalas al horno.
Para aprovechar al máximo las vitaminas de las frutas, cómetelas crudas.
Combina los alimentos ricos en hierro con vitamina C para ayudar a la absorción del hierro. Así mismo evita tomar con la comida o inmediatamente después té o café porque inhibe la absorción del hierro.
Incluye todos los días ensaladas crudas.
Si experimentas ansias de tomar alimentos azucarados y refinados, intenta sustituirlos por frutos secos y pasas. Las hortalizas pueden resultar muy saludables para picar entre comidas.
Come sentada en la mesa, despacio y mastica bien los alimentos.
Toma mucha agua, ésta contribuye a una buena función renal, y evita el estreñimiento.
Consume suficiente fibra para evitar el estreñimiento.
Tomado de: http://www.embarazada.com/
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