Pesadillas y terrores nocturnos: cómo diferenciarlos




No hay que confundir las pesadillas con los terrores nocturnos. Te damos las claves para diferenciarlos y te explicamos cómo actuar en cada caso.


Con mayor o menor frecuencia y en algún momento de su vida, todos los niños sufren pesadillas y terrores nocturnos. Son manifestaciones consideradas normales en las distintas fases de crecimiento y que, tarde o temprano, desaparecen. Sin embargo, es importante distinguir entre pesadillas y terrores nocturnos, porque se deben a diferentes causas, se manifiestan en diferentes períodos de la noche y no deben afrontarse de la misma forma.

TERRORES NOCTURNOS

Los terrores nocturnos se producen hacia el final de una fase de sueño profundo, es decir, en la primera parte de la noche o a primeras horas de la mañana. El niño se muestra despierto y dormido al mismo tiempo. Abre los ojos, murmura, a veces grita, se agita y parece querer escapar de algo. Los episodios pueden durar unos diez minutos, o bien prolongarse durante una hora.

De un niño a otro existen notables diferencias, tanto en intensidad de las manifestaciones como en su duración.

La causa de los terrores nocturnos no está clara. Se piensa que puede ddeberse a una serie de "alteraciones" naturales del sistema nervioso, a una falta de sueño, a un exceso de excitación antes de irse a la cama o bien a recuerdos de experiencias vividas durante el día.

Cómo comportarse

Los padres no deben intervenir y deben evitar despertar al niño, si bien es conveniente estar junto a él para controlar que no se haga daño. A la mañana siguiente, el niño no recuerda nada y es recomendable no interrogarle, ya que no podrá responder.

Los terrores nocturnos asustan más a los adultos que a los niños, los cuales no son conscientes ni siquiera de haberlos tenido.

PESADILLAS

Las pesadillas no son otra cosa que sueños feos y, como todos los sueños, se manifiestan durante la fase de sueño agitado, llamado sueño REM, es decir, a horas más tardías. Los niños no consiguen distinguir una pesadilla de la realidad hasta después de los dos años.

A menudo, las pesadillas están relacionadas con episodios de la vida real: un nuevo canguro, la ausencia de papá o mamá, una discusión familiar o una escena que le ha impresionado.

Cómo comportarse

Lo primero que hay que hacer es tranquilizar al niño. Háblale lentamente, diciéndole que en su habitación está seguro. Hazle entender que se ha tratado de un sueño. En la elección de las palabras, debes procurar no dar la impresión de infravalorar lo sucedido. Los miedos del niño son reales y se deben tomar en serio.

Quédate con él hasta que se duerma de nuevo. A menudo, le asusta volver a dormirse, porque piensa que la pesadilla puede reproducirse. En este caso, puedes contarle que nuestro cerebro tiene un botón especial que controla los sueños y, si se pulsa, hace lo mismo que el mando de la televisión: cambia de programa.

Tomado de: http://www.mibebeyyo.com/

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