La revisión del primer mes



¡Ya ha cumplido el primer mes de vida! Y para celebrarlo, su primera prueba de fuego: la revisión con el pediatra. Seguro que todo va bien.

Su primera visita al pediatra será el principio de una larga relación en la que el objetivo no es otro que asegurarse de que todo marcha estupendamente. Ante esta cita, los nervios son normales. Igual que los que sentíamos antes de un examen en nuestra época de estudiantes. Porque en realidad se trata de eso: una especie de examen, en este caso físico, que la mayoría de los bebés pasa con sobresaliente. No hay motivos para preocuparse. Lo estamos dejando en las mejores manos. De hecho, confiar en nuestro pediatra, que se dedicará con cariño a vigilar la salud de nuestro hijo durante varios años, es la primera máxima para olvidarse de miedos e inquietudes.
Durante el primer mes de vida ya ha dado tiempo a que algunas enfermedades den la cara, por eso los pediatras ponen los cinco sentidos en esta inspección, una de las más exhaustivas. La cita puede alargarse cerca de una hora durante la que, además de revisar con mimo la salud del bebé, el pediatra despeja las dudas que a los padres les hayan podido surgir en este tiempo y les orienta sobre los cuidados generales del niño. Una importante cita que se desarrolla paso a paso:

Peso y talla

Con estos datos, el pediatra evalúa si el bebé está creciendo dentro de los parámetros normales, que dependerán no solo del peso que haya adquirido y los centímetros que haya crecido en este tiempo, sino también de lo que pesara y midiera al nacer. Por lo general, el recién nacido pierden entre un 5 y un 10% de peso durante su primera semana de vida. Después, ganan alrededor de 200 gramos por semana. Por eso, cuando llegan a esta visita con el pediatra, suelen pesar en torno a 600 gramos más que cuando nacieron. En cuanto a la talla, si se trata de un bebé nacido a término, lo habitual es que crezca alrededor de 4 centímetros durante el primer mes. Como en cada control del primer año del bebé, se anotan las cifras para seguir evaluando su crecimiento.

Inspección neurológica

El pediatra comprueba que no hay alteraciones neurológicas observando si el bebé sonríe, gira la cabeza, enfoca con la vista un objeto cercano... También comprueba la presencia e intensidad de reflejos que ya examinó el neonatólogo nada más nacer. A esta edad es normal que aún estén presentes los reflejos arcaicos o primitivos (de marcha, de moro, de búsqueda...) que desaparecerán con el paso del tiempo.

La piel del bebé

El tono de la piel del bebé puede indicar si no está bien hidratado o si tiene niveles altos de bilirrubina. En el primer caso, su piel se mostraría muy apagada, con tonos grisáceos; en el segundo, de color amarillento, lo que es signo de ictericia. El pediatra dirá cómo solucionar ambos problemas.

Las caderas

Aunque en su primer examen tras nacer el neonatólogo ya ha realizado una prueba para ver si existe o no una luxación de la articulación de la cadera conocida como displasia, es posible que en aquel momento los síntomas aún no fueran evidentes. Por eso en la revisión del primer mes vuelve a comprobarse realizando un examen físico que consiste en aplicar presión mientras las caderas se mueven para ver si se escucha un chasquido.

Auscultación torácica

Uno de los objetivos de la auscultación torácica es asegurarse de que el niño no sufre ninguna cardiopatía, ya que en la revisión del primer mes ya pueden detectarse. Para comprobar si su corazón está sano se escucha su frecuencia cardiaca. Hasta que cumpla el primer año de vida, este órgano trabaja con intensidad porque necesita proporcionar más oxígeno a su organismo, que está en continuo crecimiento: el bebé tiene entre 110 y 140 pulsaciones por minuto. También se comprueba si presenta dificultades respiratorias, como congestión pulmonar, observando si siente fatiga.

Perímetro encefálico

Se mide porque refleja el desarrollo del cerebro y sirve para descartar problemas como macrocefalias o microcefalias. Los niños nacidos a término tienen un perímetro craneal entre 33 y 35 centímetros. En el primer mes de vida suele crecer dos cm. El pediatra también revisará las fontanelas (aperturas en el cráneo) para comprobar que evolucionan bien.

Estómago, bazo, hígado...

Con la inspección del abdomen, que el pediatra palpa con detenimiento, se descartan alteraciones metabólicas. Comprueba si existen anomalías en el hígado, el bazo, los riñones... Su tamaño indica que todo se desarrolla correctamente. Si son demasiado grandes, puede ser signo de alguna anomalía.
Además de revisar cuidadosamente el estado de salud del niño, en esta primera toma de contacto con el pediatra, él resolverá las dudas de los padres. Por eso no es mala idea llevarlas escritas por si en la consulta olvidamos alguna. El pediatra también aprovechará para orientarles en los cuidados generales del bebé: la mejor posición para dormir, la temperatura a la que conviene tener su habitación, las tomas necesarias para su alimentación... son algunas de las orientaciones que nos ayudarán a cuidar mejor del rey de la casa.
Por: Desiré Coronado.
Asesor: F. Cabañas, jefe del departamento de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Quirón Madrid y del Hospital Quirón San José.

imagen: www.corbisimages.com 
fuente:www.enfemenino.com

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