¿Cómo alquilar un vientre en Colombia?
Por estos días, la actriz barranquillera Sofía Vergara nuevamente da de qué hablar. Esta vez, sus actuaciones y envidiables curvas no son el motivo, sino el hecho de que vuelve a ser mamá, después de 20 años, cuando dio a luz a su hijo Manolo, con su entonces pareja Joe González.
Con 41 años y en la cúspide de su carrera, ‘La Toti’, junto con su novio Nick Loeb, han decidido ser padres. Para eso alquilaron el vientre de una de sus amigas más cercanas, a través de una entidad especializada. Se espera que el infante nazca antes de finalizar el año.
¿Hubiera podido Sofía Vergara alquilar un vientre en Colombia? En el país se sabe de casos exitosos. Pocas clínicas ofrecen abiertamente el servicio, pero muchas lo practican. En el Centro de Fertilidad de Medellín (Cefes), con más de 35 años de experiencia, por ejemplo, realizan este procedimiento desde hace 12 años. A la fecha han nacido 30 niños de vientre de alquiler, la mayor tiene 12 años.
“Nosotros lo estamos haciendo para ayudar a las parejas a través de una buena orientación. Una vez llegan a solicitar la consulta, las clasificamos en grupos para ayudarlas, según su necesidad”, asegura el doctor Byron Ríos, director científico de Cefes.
Los casos pueden ser: cuando la pareja aporta el óvulo y el espermatozoide, cuando solo aporta uno de los dos o cuando espermatozoide y óvulo son de un banco. En ningún caso la mujer que alquila su vientre aporta sus óvulos.
¿Pero en qué consiste? A la mujer que va a alquilar su vientre se le realiza una fertilización in vitro, que se logra con uno o más óvulos de otra mujer, fecundados por espermatozoides. Es un procedimiento ambulatorio, y a veces no es exitoso. La mujer debe asistir a controles cada ocho o 15 días, realizarse una ecografía mensual y valoraciones nutricionales.
Alrededor de los seis meses, cuando le crece la barriga, en muchos casos ella debe aislarse de sus familiares y de su trabajo. Se comunicará con ellos a través de teléfono o chat. Cuando dé a luz, entregará al bebé. En algunas clínicas no le permitirán ver al recién nacido.
Según Adriana Ríos, psicóloga de la Universidad de San Buenaventura, el valor de un alquiler de vientre puede oscilar entre 4 y 12 millones de pesos, según se necesiten óvulos y/o espermatozoides de donantes que reciben alguna remuneración.
En cuando a los futuros padres, en Cefes deben cumplir con algunos prerrequisitos, como tener mínimo dos años de convivencia o estar casados, tener estabilidad física, emocional y económica para asumir la paternidad. Y firmar un contrato con el Centro, donde se especifican las condiciones legales del proceso y se aclara que están obligados a recibir al bebé.
A Cefes acuden parejas colombianas y extranjeras, la mayoría de estas entre 30 y 45 años de edad con problemas de fertilidad y muy trabajadoras, que durante algunos años han ahorrado para cumplir su sueño.
La elección de las madres subrogadas
El primer paso para contactar a las mamás que alquilan el vientre, o subrogadas, es que ellas ofrezcan su servicio. Psicólogos las evalúan para que durante el proceso no tengan dudas. Deben ser mujeres maduras y con hijos, conscientes de los cambios que tendrá su cuerpo y de la entrega del recién nacido. “Hasta el momento ninguna de las mujeres se ha arrepentido de entregarles a los padres el bebé que han llevado en el vientre”, asegura la doctora Ríos.
Una vez ingresan al programa, reciben capacitación y orientación psicológica.
Un comité interno de ética, en el caso de Cefes, valora el precio que se debe entregar a las gestantes, que puede estar entre 10 y 15 millones de pesos. Se entregan durante los nueve meses. La entidad se encarga de asumir los costos de transporte, alimentación, ropa y arriendo para el último trimestre del embarazo, cuando deben estar asiladas.
Liliana Mejía Vásquez, psicoterapeuta de familia y de pareja de la Fundación Pisingos, asegura que, independiente de si es una maternidad subrogada o planeada, mientras el bebé está en el vientre materno “se crea un vínculo fuerte entre la madre y el hijo, es emocional, pero está ligado al tema físico y fisiológico, a través de los movimientos, del estado de ánimo, de los malestares, entre otras cosas”.
Dependiendo del tipo de personalidad de la madre subrogada, puede entrar en un estado depresivo debido al hecho de entregar al bebé, cuestionarse por sus comportamientos o sentir ansiedad por la afectación emocional.
“Cuesta trabajo pensar que durante esta etapa una mujer pueda apartarse o no generar un vínculo emocional con su hijo”, reitera la coordinadora del Centro de Servicios de Psicología de la Universidad de La Sabana, Diana Paola Obando.
Para algunos expertos, las secuelas de la recuperación, bien sea parto natural o cesárea, las estrías y cambios en el cuerpo le recordarán la existencia de un bebé a esta mujer y esto puede dificultar la recuperación física y psicológica. No todos los casos son iguales. Hay muchas mujeres a las que esto no las afecta.
¿Qué dice la ley?
La Corte Constitucional, en la Sentencia T-968 de 2009, determinó que “el alquiler de vientre o útero, conocido también como maternidad subrogada o maternidad de sustitución, ha sido definido por la doctrina como ‘el acto reproductor que genera el nacimiento de un niño gestado por una mujer sujeta a un pacto o compromiso mediante el cual debe ceder todos los derechos sobre el recién nacido a favor de otra mujer que figurará como madre de éste’. En este evento, la mujer que gesta y da a luz no aporta sus óvulos. Las madres sustitutas aceptan llevar a término el embarazo y, una vez producido el parto, se comprometen a entregar el hijo a las personas que lo encargaron y asumieron el pago de una suma determinada de dinero o los gastos ocasionados por el embarazo y el parto”.
Y la sentencia agrega que “en el ordenamiento jurídico colombiano no existe una prohibición expresa para la realización de este tipo de convenios o acuerdos. Sin embargo, respecto de las técnicas de reproducción asistida, dentro de las cuales se ubica la maternidad subrogada o sustituta, la doctrina ha considerado que están legitimadas jurídicamente”. Advierte que es necesario regular la materia.
Según la doctora González de Cancino, directora del Departamento de Derecho Romano de la Universidad Externado de Colombia, no se contemplan factores como el hecho de poner en peligro la salud de la madre; en caso de aborto, quiénes deciden, qué sucedería si hay malformaciones en el bebé, qué pasaría si es embarazo múltiple.
La abogada María Clara Obando, profesora de Derecho de Familia de la Universidad de La Sabana, también plantea que tal vez no es claro cómo se hace el certificado de nacido vivo que expiden todas las clínicas apenas nace un niño y con base en el cual se efectúa el registro civil. En el certificado de nacido vivo el médico debe escribir como madre el nombre de la mujer que dio a luz al bebé, y firmar el documento.
En unos casos, según fuente que no revela su nombre, el médico que debe dar el certificado de nacido vivo es empleado de la clínica que ofrece el servicio y, por tanto, escribe que la madre es quien pagó por el vientre de alquiler y no quien lo dio a luz. Sin embargo, si el médico miente en el certificado, puede tener problemas legales. El abogado de familia Armando Solando, explica que si hay un previo acuerdo entre las partes, no existe ningún problema. Como se dijo, las dos partes firman un contrato para empezar el procedimiento. Si se escribiera que el hijo es de la mujer que lo dio a luz, este recién nacido podría pasar a un proceso de adopción, para que quienes alquilaron el vientre queden como sus padres legítimos. No se conocen casos en los que este haya sido el procedimiento.
Por lo pronto, Sofía Vergara será madre y, como ella, muchas otras agradecerán a madres subrogadas el haberles alquilado su vientre.
En otros países
En Inglaterra, Estados Unidos e India estas prácticas son legales. Sin embargo, exigen que los padres que alquilan el vientre estén legalmente constituidos como pareja desde dos años antes.
En Estados Unidos, la madre debe ser nativa, y el servicio puede oscilar entre 20.000 y 40.000 dólares (entre 36 y 72 millones de pesos, aproximadamente). Mientras que en India e Inglaterra, entre 70.000 y 130.000 dólares (entre 127 y 236 millones de pesos, aprox.)
Fuente: El ABC del bebé
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