La alimentación al dar el pecho
Comer de manera sana debería ser una norma, sin importar si estás lactando o no. Sin embargo, lo cierto es que durante esos meses en que le des el pecho a tu bebé, deberías poner un cuidado especial en lo que comes, ya que los alimentos pueden incidir en la cantidad de leche que produzcas y en su sabor. Recuerda que tu leche es el único alimento del bebé, a través de la cual adquiere todos los nutrientes que necesita así que es importante que te alimentes bien y de forma saludable.
¿Contar o no contar calorías? He ahí el dilema
Muchas mujeres sienten un hambre atroz cuando están amamantando. Es algo perfectamente normal, ya que tu cuerpo se está esforzando de manera inusual para producir leche para tu bebé. Por eso, es aconsejable que comas con más frecuencia.
¿Significa eso que debes dejar de contar calorías? ¡No! Implica que debes comer menos cantidad pero de manera más frecuente y siempre echando mano a alimentos sanos y naturales. De esta manera podrás acallar el hambre y tener energía para enfrentar la jornada. Particularmente recomendables son las frutas y vegetales frescos, los granos y cereales, así como los derivados lácteos.
Ten en mente que una mujer embarazada necesita entre 200 y 500 calorías más de lo habitual, por lo que deberás consumir de 2.000 a 2.700 calorías, obviamente, la cantidad varía de una mujer a otra, ya que cada organismo es diferente y tiene sus propias demandas energéticas.
Si quieres recuperar tu figura, en esta fase ya puedes hacerlo, pero lo mejor es no seguir una dieta férrea, sino eliminar todos los caprichos (como sodas, bollería industrial y dulces) e incorporar alimentos más sanos que te brinden la energía que necesitas. Con este simple cambio podrás perder hasta medio kilo a la semana y la cantidad de leche que produces no se verá afectada.
De todas maneras, lo mejor es que no te obsesiones con tu peso. Calcula que lo normal es que necesites aproximadamente un año para recuperar la figura. Además, considera que la pérdida drástica de peso suele disminuir la cantidad de leche que produces y puede resultar peligrosa para el bebé, ya que al adelgazar, las toxinas que se encontraban en la grasa, quedan libres y pasan a la sangre por lo que terminan contaminando la leche.
Recuerda que en este periodo es esencial que te mantengas hidratada. Además de echar mano al agua, también puedes incorporar caldos y sopas en tu dieta. Ten en mente que, como media, tu cuerpo necesita 16 tazas de líquido cada día.
Lo que no debes comer
La mayoría de los médicos le recomiendan a las madres que coman una gran variedad de alimentos ya que así el bebé puede probar diferentes sabores mediante la leche. Sin embargo, debes tener en cuenta que algunos alimentos tienen sabores muy fuertes y pueden hacer que el bebé rechace la leche. Algunas madres afirman que a sus bebés no les gustan los platos con picante, pero es cuestión de probar ya que cada pequeño es un mundo.
No obstante, en otras ocasiones no se trata de una cuestión de gustos, sino que los alimentos pueden provocarle gases al bebé o irritarlo. Por ejemplo, alimentos como la col, el brócoli y la leche de vaca suelen causarles cólicos a muchos bebés. También deberás mantenerte atenta ya que, aunque no es un caso común, en ocasiones algo que hayas comido puede desatar una reacción alérgica en el pequeño.
Tampoco se recomienda que tomes más de una taza de café al día, ya que la cafeína podría pasar a tu leche. Recuerda que la cafeína no solo se encuentra en el café, sino también en el té, el chocolate y algunos refrescos como las colas. Por supuesto, también tendrás que abstenerte de las bebidas alcohólicas.
Finalmente, aunque el pescado es muy beneficioso para el desarrollo del sistema nervioso del bebé, recuerda que hay algunos con los cuales debes tener cuidado porque tienen niveles demasiado altos de mercurio, como el pez espada, el atún blanco, el emperador, la aguja y el mero.
Imagen:www.corbisimages.com
Tomado de:www.parabebes.com
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